En las últimas décadas, las frutas glaseadas o escarchada ha sido el patito feo de los dulces con ese aspecto colorido, pegajoso y con fama de “cosa de abuelos”. Sin embargo, las nuevas versiones de este dulce tradicional las han devuelto al escaparate. ¿Quieres saber por qué ahora son tan populares en Casa Mira?
De las meriendas de posguerra al roscón “con extras”
Durante muchos años, decir “fruta glaseada” era casi sinónimo de “dulce de mayores”. De esos que gustaban a las abuelas y que los nietos apartaban con cara de pocos amigos. No era raro verlas en los Roscones de Reyes medio mordidas o directamente descartadas con disimulo.
Tiene su lógica, en la posguerra, cuando los dulces eran un lujo, una pieza de fruta confitada en azúcar era lo más parecido a un caramelo que muchos podían permitirse. Era un manjar. Así que para generaciones que crecieron en la escasez, la fruta glaseada se convirtió en sinónimo de celebración.
Pero esa historia no conectó igual con los nacidos a partir de los años 70 u 80, acostumbrados a dulces industriales de todos los colores y sabores. Durante décadas, las frutas glaseadas fueron un clásico con poca aceptación entre los más jóvenes. Hasta ahora.
Una fruta que se reinventa
En los últimos años, la fruta glaseada ha empezado a vivir un pequeño renacimiento. Ya no es solo esa cereza roja o el misterioso trozo verde del roscón. Hoy, las frutas glaseadas se elaboran en más variedades, con técnicas más cuidadas, y se presentan como una alternativa más natural —aunque sigue siendo un dulce, con su buena dosis de azúcar— frente a las chucherías repletas de conservantes y gelatina artificial.
El cambio ha venido por varios frentes: por un lado, los gustos han evolucionado. Por otro, también ha cambiado la forma en que se hacen y se presentan. Y, lo más importante: ahora hay más fruta, más sabor y menos colorante sin sentido.
¿Qué fruta hay detrás de las frutas glaseadas?
Una de las dudas más habituales cuando uno se enfrenta a una bandeja de frutas glaseadas es sencilla: ¿qué es esto? Porque, admitámoslo, entre tanto rojo brillante y verde fluorescente, a veces es difícil saber si estás comiéndote una cereza o un trozo de calabaza.
Estas son algunas de las frutas más comunes que se escarchan:
- Cereza: la más reconocible, suele conservar su forma redonda. Roja o verde.
- Naranja: en rodajas o medias lunas. Sabor cítrico más intenso.
- Calabaza: suele presentarse en cubos o tiras gruesas. Muy usada en roscones.
- Pera: más clara, con textura jugosa.
- Melón o sandía blanca: más translúcida, difícil de identificar si no se indica.
- Ciruela, higo o membrillo: menos comunes, pero cada vez más presentes en surtidos artesanos.
La clave está en cómo se preparan, porque el proceso es largo y cuidadoso.
¿Cómo se hacen las frutas glaseadas?
La elaboración de fruta glaseada no ha cambiado tanto desde hace siglos. Primero se elige fruta de calidad, firme, que no se deshaga. Se trocea si es necesario y se cuece durante varios días en almíbar, con distintos niveles de azúcar. Ese proceso permite que el azúcar penetre poco a poco en la fruta, sustituyendo su agua interna y conservándola.
Después, se seca durante días hasta formar esa capa externa ligeramente crujiente y brillante que le da su nombre: “glaseada”. El resultado es una fruta densa, dulce, que mantiene su forma y gana una textura muy particular.
En Casa Mira, este proceso sigue haciéndose de manera artesanal, como se ha hecho toda la vida. Sin prisas, sin maquinaria agresiva, respetando los tiempos que necesita cada fruta.
¿Por qué vuelven a estar de moda?
Puede que sea porque todo lo “vintage” está de vuelta, o porque buscamos opciones menos artificiales, pero lo cierto es que las frutas glaseadas están encontrando su sitio entre nuevos públicos.
Ya no se ven solo como decoración del roscón, sino como un ingrediente más para bizcochos, tartas, helados, e incluso para tomar tal cual. Al estar hechas con fruta real, aunque lleven azúcar, se perciben como algo más “natural” que muchas chucherías industriales.
Además, la variedad actual es mucho mayor. Se han reducido algunos colorantes llamativos, se han añadido frutas menos comunes, y los sabores están más definidos. Ya no es solo dulce por dulce. Ahora, puedes notar si estás comiendo pera o calabaza.
¿Son más sanas que unas gominolas?
No vamos a decir que las frutas glaseadas sean “saludables”. Tienen bastante azúcar y siguen siendo un capricho. Pero si comparamos con una chuche estándar, con sus conservantes, colorantes artificiales, y gelatinas de origen dudoso, las frutas glaseadas juegan en otra liga.
Al menos sabes lo que estás comiendo. Fruta, azúcar y paciencia. Y eso, hoy en día, ya es mucho decir.
Una nueva vida para un clásico
Las frutas glaseadas están saliendo del rincón de los dulces olvidados. Ya no son solo cosa de mayores. Cada vez más confiterías, como Casa Mira, apuestan por versiones con fruta reconocible, menos colorante y un sabor más auténtico. Y el público joven, curioso y menos prejuicioso con los dulces “de antes”, las está redescubriendo.
Así que si eras de los que apartaban el trozo verde del roscón… tal vez ha llegado el momento de darle otra oportunidad. Igual descubres que aquello que parecía lo peor del postre… ahora te sabe a gloria.
Si quieres probar frutas glaseadas de verdad, de las que saben a fruta y a tradición, acércate a Casa Mira en el centro de Madrid o haz tu pedido online. Porque hay clásicos que, cuando se hacen bien, saben mejor que nunca. ¡Te esperamos!