Puede que pueda parecer pronto, sin embargo, en Casa Mira la Navidad comienza en septiembre. En este mes es cuando su obrador y las manos de sus reposteros artesanos, y una receta que lleva más de un siglo inamovible, se ponen manos a la obra para preparar uno de los mejores turrones de todo Madrid. ¡Empieza la campaña de Navidad!
Con más de 160 años de tradición, Casa Mira no solo es sinónimo de turrones artesanos, sino también de una planificación meticulosa que asegura que cada detalle esté listo para afrontar la que es, sin duda, su temporada más importante del año.
Un legado turronero que se mantiene vivo
Fundada en 1855, Casa Mira sigue siendo un negocio familiar que ha sabido adaptarse al paso del tiempo sin perder sus raíces. La confitería, ubicada en el número 30 de la Carrera de San Jerónimo, sigue siendo dirigida por la misma familia, pasando de generación en generación. Actualmente, Carlos Ibáñez, descendiente directo del fundador Luis Mira, está al frente de la tienda, asegurando que la tradición artesanal que caracteriza a sus productos se mantenga intacta.
“En Casa Mira, la Navidad es mucho más que una fecha, es la esencia de nuestro negocio”, comenta Carlos. “Desde que tengo memoria, la preparación para esta época empieza en pleno verano. Aprovechamos esos meses para hacer mejoras en las instalaciones y asegurar que todo esté en perfectas condiciones para la alta demanda que llega con la Navidad”.
Preparativos que comienzan en verano
Lejos de improvisar, en Casa Mira se planifica con meses de antelación. En pleno verano, mientras muchos disfrutan de sus vacaciones, la tienda comienza su proceso de puesta a punto. Durante julio y agosto, se llevan a cabo renovaciones en el obrador, donde se elabora todo el turrón de manera artesanal, y se revisa la maquinaria. “Hace un par de años, por ejemplo, cambiamos el horno principal, algo esencial para poder continuar con la producción de nuestros productos”, señala Carlos.
Pero no solo se trata de actualizar la maquinaria; la fachada histórica del edificio también recibe atención. “Es importante mantener el aspecto original del local, que es parte del patrimonio cultural de Madrid“, explica. Cada detalle es cuidado al máximo para que todo esté listo cuando llegue el pico de producción, que suele comenzar a finales de octubre.
La producción artesanal: el corazón de Casa Mira
Uno de los aspectos que hacen de Casa Mira un lugar especial es su compromiso con la producción artesanal. Desde el famoso turrón de Jijona hasta los mazapanes y polvorones, todos los productos son elaborados de manera tradicional, sin depender de tecnologías avanzadas. “Aquí nos guiamos por el color, la textura y el olor para saber cuándo el turrón está en su punto. No usamos temporizadores ni sensores sofisticados, simplemente experiencia”, afirma Joaquín Gómez Expósito, quien lleva casi cinco décadas trabajando en el obrador.
Cada pieza de turrón es elaborada con la misma dedicación con la que se hacía hace más de un siglo. A pesar de los avances tecnológicos, en Casa Mira siguen apostando por la mano de obra artesanal, algo que les permite conservar la autenticidad de sus productos. “Nuestra manera de trabajar no ha cambiado mucho con los años. Seguimos usando las recetas originales de nuestros antepasados, aunque ahora contamos con mejores materias primas”, añade Joaquín.
Comienza la campaña de Navidad de Casa Mira
El éxito de Casa Mira no solo se debe a la calidad de sus productos, sino también a la cuidadosa planificación de la campaña de Navidad. Según Carlos, el 80% de las ventas anuales se concentran en los meses de noviembre y diciembre, por lo que es crucial contar con un equipo preparado para afrontar la alta demanda. “Empezamos a contactar al personal temporal justo después del verano, para que puedan estar listos para trabajar a pleno rendimiento a mediados de noviembre”, explica.
Durante la campaña de Navidad, la tienda no solo aumenta su producción, sino que también triplica su plantilla. A pesar de la alta demanda, el proceso de producción sigue siendo artesanal, lo que implica largas jornadas de trabajo. “Comenzamos a las seis de la mañana y terminamos a las ocho de la tarde, pero vale la pena cuando vemos las caras de los clientes que vienen año tras año”, comenta Joaquín.
Clientes que son parte de la tradición
Casa Mira no solo es una tradición en la capital española, sino también para muchas familias que han convertido la compra de turrones en esta tienda en un ritual navideño. “Tenemos clientes que vienen desde que eran niños, y ahora traen a sus hijos y nietos. Es algo que se pasa de generación en generación”, comenta Carlos. Además, la tienda ha conseguido fidelizar a muchos clientes internacionales que, ya sea por teléfono o a través de su página web, hacen sus pedidos con meses de antelación para asegurarse de que tendrán su turrón favorito en Navidad.
Aunque el auge de las ventas online ha cambiado ligeramente la forma en la que operan, Carlos afirma que la esencia de Casa Mira sigue siendo la misma: “Somos una tienda de toda la vida, y aunque hemos modernizado ciertos aspectos, como la venta online, seguimos apostando por la tradición. Es lo que nos ha permitido perdurar durante más de 160 años”.