Hay palabras que de tanto usarlas a veces llegan a perder el sentido. “Artesanal” es una de ellas. Se imprime en etiquetas, se cuela en anuncios y parece haberse convertido en sinónimo de “queda bien”. Pero cuando hablamos de turrón, en Casa Mira sabemos que lo artesanal no es una moda ni un adorno, sino, un compromiso con la historia, con los ingredientes y con cada persona que se lleva una tableta a casa.
Si te has preguntado alguna vez cuál es la diferencia entre un turrón artesanal y uno industrial, aquí tienes una pequeña guía con cinco claves claras y sin florituras.
5 Consejos para diferencias el turrón artesanal del industrial

1. La almendra: mejor, marcona
La base de un buen turrón no es el envoltorio ni el glaseado: es la almendra. En los turrones artesanales, como los de Casa Mira, usamos almendra marcona, una variedad que destaca por su sabor más dulce, textura crujiente y grasa natural equilibrada.
Es más cara que otras variedades, y por eso muchas marcas industriales la evitan. Pero su calidad marca la diferencia desde el primer mordisco. No es lo mismo almendra que almendra marcona, como no es lo mismo cocinar con aceite de oliva virgen que con uno refinado.
2. Ingredientes sin trampa ni cartón
Los turrones industriales suelen llevar emulgentes, conservantes, aceites vegetales que nada tienen que ver con la receta tradicional, y estabilizantes para aguantar en los comercios y estanterías durante meses o años.
En un turrón artesanal se usan los mismos ingredientes que hace siglos: almendra, miel pura, clara de huevo, azúcar. Nada más. Nada menos. Eso implica menos tiempo de conservación, pero también un sabor más natural y una textura más fiel a la receta original.

3. El método importa
En Casa Mira elaboramos el turrón como se ha hecho desde 1842: con obradores vivos, donde el calor, la vista y la experiencia son parte del proceso. El turrón de Alicante, por ejemplo, se cuece en perolas de cobre y se trabaja manualmente hasta lograr la mezcla perfecta de miel y almendra.
El turrón de Jijona requiere un proceso más laborioso, donde la pasta se tuesta y se refina lentamente para conseguir esa textura que se deshace en la boca. Nada que ver con las prensas industriales que sacan cientos de tabletas por hora. En lo artesanal, cada lote tiene su ritmo.
4. Textura y corte: el detalle que delata
Si has cortado un turrón artesanal, sabes que la textura cambia. En el de Alicante, las almendras están enteras, perfectamente integradas en la mezcla, y el corte deja ver esa estructura casi arquitectónica.
En el de Jijona, la superficie es ligeramente rugosa, irregular, como hecha a mano (porque lo está). La textura no es gomosa ni uniforme: se nota que cada tableta es distinta. En cambio, los turrones industriales tienden a parecer todos clónicos. Prácticos para producir, pero menos auténticos al paladar.
5. Cuando menos, es más

Un turrón industrial puede tener una fecha de caducidad de más de un año gracias a los aditivos. En cambio, el turrón artesanal tiene una vida más corta, pero eso también es parte de su encanto: es un producto vivo, que se hace para un momento concreto del año, con ingredientes que no necesitan atajos químicos.
Por eso, cuando compres un turrón artesanal, conviene guardarlo en un lugar fresco y seco, y consumirlo en las semanas siguientes a su compra. No es un dulce para almacenar: es para disfrutarlo con tiempo y sin prisa.
Aquí te damos algunos consejos de cómo debes conservar el turrón para que te dure más tiempo.
Un sabor que no se improvisa

En definitiva, lo que hace artesanal a un turrón no es solo la etiqueta ni la forma. Es un conjunto de decisiones conscientes: elegir ingredientes de calidad, respetar los tiempos, trabajar con manos expertas y asumir que la perfección no está en la uniformidad, sino en el cuidado.
En Casa Mira llevamos más de 180 años haciendo turrón artesanal en el centro de Madrid. Es un trabajo que no hemos querido automatizar, porque sabemos que el sabor, cuando es de verdad, no se puede fabricar en serie.
Si esta Navidad quieres saber a qué sabe un turrón de verdad, en Casa Mira lo vivimos así desde hace generaciones. Por eso, si alguna vez dudas entre uno u otro, recuerda que lo artesanal no es lo más rápido ni lo más barato… pero sí lo que se recuerda con más cariño.
Puedes venir a vernos a nuestra tienda de la Carrera de San Jerónimo, en pleno corazón de Madrid. O, si lo prefieres, puedes visitar nuestra tienda online desde la comodidad de tu sofá y dejar que el crujido llegue directamente a tu puerta.

