En realidad, nos da un poco igual si es carnaval o no, la leche frita siempre es bienvenida, sea la fecha que sea, especialmente si el tiempo invernal acompaña.
La leche frita es uno de esos postres que uno tiene en la memoria de la infancia, especialmente si ha sobrepasado la treintena. Es una de las especialidades de las abuelas, que llenaban de aromas a canela y leche caliente la cocina, y que te regalaban un momento glorioso repleto de azúcar y de tradición. Aunque, para ser sincera, cuando uno es pequeño lo de la tradición te da un poco igual, siempre que lleve mucho azúcar.
Sin embargo, la leche frita ha ido desapareciendo poco a poco de los postres típicos, a no ser que uno viaje al norte de la Península. Sin embargo, en Casa Mira, sabemos que las tradiciones en la cocina, especialmente en materia pastelera, son algo realmente especial y que no debemos perder. Por este motivo, te contamos la historia de este postre emblemático, los trucos para que te quede perfecta y, por supuesto, cómo prepararla paso a paso.
Historia de la leche frita
El origen de la leche frita no está del todo claro, se cree que tiene raíces en la cocina conventual de Castilla y León, donde las monjas aprovechaban los ingredientes básicos como la leche, la harina y el azúcar para elaborar recetas exquisitas y económicas.
Este postre también ha traspasado fronteras, adaptándose a distintas regiones de España y del mundo, con variaciones que añaden su toque local. Lo que hace especial a la leche frita es su textura cremosa por dentro y crujiente por fuera, un contraste que gusta a todos los paladares.
Trucos para una leche frita perfecta
Conseguir una leche frita perfecta no es complicado, pero requiere atención y algunos trucos para asegurar el éxito:
- Elige ingredientes de calidad: Usa leche entera de buena calidad y huevos frescos. La calidad de los ingredientes marca la diferencia.
- Saboriza la leche: Para un toque especial, aromatiza la leche con cáscara de limón, naranja o una ramita de canela. Esto aportará un aroma irresistible.
- Consigue la textura adecuada: La mezcla debe tener una consistencia espesa pero no demasiado compacta. El truco está en cocinar a fuego lento, removiendo constantemente para evitar grumos.
- Reposa y enfría bien: Una vez cocida la mezcla, viértela en un recipiente plano y deja enfriar durante varias horas. Este paso es clave para que la leche frita mantenga su forma al freír.
- Controla la fritura: Usa aceite de girasol o un aceite suave para evitar sabores demasiado intensos, y fríe las porciones a fuego medio-alto para lograr un dorado uniforme.
Receta tradicional de leche frita
Ingredientes:
- 1 litro de leche entera
- 150 g de azúcar
- 100 g de harina de trigo
- 50 g de maicena
- 1 rama de canela
- Cáscara de un limón (sin la parte blanca)
- 2 huevos
- Aceite de girasol para freír
- Azúcar y canela en polvo para rebozar
Preparación:
- Infusiona la leche: En una cazuela, calienta el litro de leche junto con la rama de canela y la cáscara de limón. Cuando comience a hervir, retira del fuego, tapa y deja infusionar durante 15 minutos. Luego, cuela para eliminar los restos de canela y limón.
- Prepara la mezcla: En un bol, mezcla la harina, la maicena y el azúcar. Añade un poco de la leche infusionada fría y remueve hasta obtener una masa sin grumos.
- Cocina la crema: Vuelve a calentar el resto de la leche en la cazuela a fuego medio. Incorpora la mezcla anterior poco a poco, sin dejar de remover con unas varillas. Cocina hasta que espese y tenga una textura suave y cremosa.
- Enfría la masa: Vierte la crema en un molde cuadrado o rectangular previamente engrasado con un poco de aceite o mantequilla. Extiende la mezcla uniformemente y deja enfriar primero a temperatura ambiente y luego en la nevera durante al menos 4 horas.
- Corta y reboza: Una vez fría y compacta, corta la masa en porciones cuadradas o rectangulares. Pasa cada trozo por harina y luego por huevo batido.
- Fríe y reboza: Calienta abundante aceite en una sartén y fríe los trozos hasta que estén dorados por ambos lados. Retira y coloca sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Finalmente, reboza en una mezcla de azúcar y canela.
- Sirve y disfruta: La leche frita se puede servir caliente, templada o fría, según tu preferencia. Es ideal acompañarla con un buen café o una taza de chocolate caliente.
Está claro que lo que merece la pena requiere su esfuerzo. Desde Casa Mira, te animamos a que pruebes esta receta de leche frita y la hagas tuya, aportando tu toque personal. Y recuerda, los secretos de las recetas tradicionales están en los pequeños detalles.
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